16 sept 2009

LA FLOR NACIONAL


El copihue: la flor inspirada en la historia de un amor imposible


Perenne, trepadora y de hojas largas... Así es la flor nacional de Chile.


La leyenda dice que su nombre nace de una trágica historia de amor entre jóvenes mapuches de tribus rivales.
A nuestra flor nacional se le puede encontrar desde Valparaíso a Osorno, enredada sobre matorrales y colgando de árboles en zonas húmedas. Claro que también puede cultivársele en interiores, eso sí que en lugares donde no reciba directamente la luz del sol y tenga una adecuada ventilación durante los días que hace más calor.

El copihue es una flor autóctona chilena, que florece desde el verano hasta finales del otoño. Esta planta puede alcanzar alturas superiores ¡a los 10 metros!.

Tiene tallos retorcidos, leñosos, flexibles, pero resistentes. Las hojas son de forma oval y muy duras, de tonos verde oscuro por fuera y más claros en su interior.
Perenne, trepadora y de hojas largas, da una flor con forma de campana, carnosa, con 6 pétalos (3 internos y 3 externos) y 6 estambres. Puede llegar a medir hasta 15 centímetros de largo y 10 de ancho en su parte inferior.


Los colores de esta flor son variables. Van desde el blanco pasando por el marfil, el rosado suave y el rojo frambuesa, hasta el bordó claro.

Crece en bosques oscuros donde hay mucha humedad y demora alrededor de 10 años en florecer. Por su lentitud y por la continua depredación a que está sometida, fue declarada "especie protegida" por la Ley de Bosques, ya que se encuentra en peligro de extinción.
En lengua mapuche al copihue se le llama "Copiu", y en medicina popular la raíz del copihue se emplea contra enfermedades venéreas, gota y reumatismo.



De acuerdo a la cultura mapuche, esta es la historia del copihue...

( recogida por el escritor Oscar Janó)


Hace muchos años, cuando en Chile la tierra de Arauco era habitada por pehuenches y mapuches, vivía una hermosa princesa, llamada Hues, y un vigoroso príncipe pehuenche, cuyo nombre era Copih.


Pero, lamentablemente, sus tribus estaban enemistadas a muerte. El mayor de los problemas era que Copih y Hues se amaban y para verse sólo podían encontrarse en lugares secretos de la selva. Sin embargo, un día los padres de ambos se enteraron y se enfurecieron... y no se quedaron de brazos cruzados.
Copiñiel, el jefe de los pehuenches y padre de Copih, y Nahuel, jefe mapuche y padre de Hues, se fueron cada uno por su lado hasta la laguna donde ambos enamorados se encontraban.
El padre de Hues, cuando vió a su hija abrazándose con el pehuenche, arrojó su lanza contra Copih y le atravezó el corazón. Tras esto, el príncipe pehuenche se hundió en las aguas de la laguna. El jefe Copiñiel no se quedó atrás e hizo lo mismo con la princesa, la que también desapareció en las aguas de la laguna.
Ambas tribus lloraron por mucho tiempo. Y cuando pasó un año, los pehuenches y mapuches se reunieron en la laguna para recordarlos. Llegaron de noche y durmieron en la orilla.
Al amanecer, vieron en el centro de la laguna un suceso inexplicable. Del fondo de las aguas surgían dos lanzas entrecruzadas. Una enredadera las enlazaba, y de ella colgaban dos grandes flores de forma alargada: una roja como la sangre y la otra blanca como la nieve.


Así, las tribus enemistadas comprendieron lo que sucedía. Se reconciliaron y decidieron llamar a la flor copihue, que es la unión de Copih y de Hues. Ésa es la historia de nuestra flor nacional.

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